Prescindible y olvidable

Ahora Spielberg vuelve a la carga sobre el tema esclavista con Lincoln, pues de eso va realmente la película: más que tratar de la vida de uno de los más famosos e idolatrados presidentes de los USA (sólo superado quizás por Kennedy), versa sobre la abolición de la
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Esto, que al principio te cuesta entender, luego finalmente lo comprendes, y más adelante, cuando sigues comprendiéndolo, simplemente acaba importándote un bledo.
La película es pelín espesa, casi todo diálogos e interiores, interiores del siglo XIX, pero no de palacios aristocráticos y versallescos, sino de salones oscuros, con pesados cortinajes y alfombras polvorientas, apenas iluminados por débiles luces de gas o por la luz del fuego de chimeneas y velas.
Y por supuesto, debates, debates y más debates: del presidente con los miembros de su gabinete, o en la cámara de representantes entre los congresistas (estos, de lejos, mucho más interesantes que los primeros).
Daniel Day-Lewis, bajo toneladas de maquillaje (bien hecho, eso si) creo que interpreta solventemente a Lincoln, a pesar de que el guión nos lo presente casi como un abuelete cebolleta que aprovecha la mínima para contar una batallita en forma de anécdota, o quien sabe, a lo mejor es que era así en realidad...
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Esto incluye la compra más o menos descarada, más o menos encubierta de voluntades y votos (a cambio de promesas de empleos en la futura administración del ya reeligido presidente), llevada a cabo por el señor Bilbo (James Spader) y sus secuaces, orquestada por el Secretario de Estado. Eso sí, que parezca legal, como se dice en la película:
- No quiero nada que sea ilegal.- No es ilegal sobornar a un
político, ¿De que vivirían si no?
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Simplificando mucho, existen algo así como tres Spielbergs diferentes: uno, el mejor para mi gusto, el que borda como nadie películas de acción y aventuras como Tiburón, las de Indiana Jones, o las de Parque Jurásico. El segundo es el Spielberg sensiblero y pelín ñoño que se deja ver en muchas sus películas, pero que predomina en algunas como E.T., El extraterrestre. Y el tercero es el “serio”, el que hace películas solemnes y que tratan temas de enjundia, y que tardó bastante en tener éxito notable de público y crítica (por ejemplo la Lista de Schindler) cosa que se le resistía, pues normalmente, en otras ocasiones, no lo lograba tanto (El color púrpura o Munich, por poner algún ejemplo).
Normalmente los tres estilos están mezclados, y se puede ver elementos de cada uno de ellos en casi todas sus películas (incluso en películas de acción épica como Salvar al soldado Ryan o tan duras como La lista deSchindler, asoma la patita el Spielberg sensible, y aparecen recursos para provocar la lagrimita aquí y allá). Pero muchas veces, uno de los estilos predomina sobre los otros dos.
Este es el caso de Lincoln: pretende ser una película seria, solemne, con un tema importante, y probablemente con intención de pasar a la historia. Quien tuvo, retuvo, y el señor Spielberg tiene ya muchos años de oficio a sus espaldas como para que le salga una película francamente mala, y de hecho esta no lo es, pero creo que se toma demasiado en serio a sí misma, y se mira demasiado el ombligo. Seguramente por tratar un tema muy importante dentro de la historia de los USA logrará notable éxito de público y de crítica, incluyendo probablemente premios con una buena rociada de estatuillas en la ceremonia de entrega de los Oscars, pero a mi me ha parecido decepcionante, perfectamente prescindible y completamente olvidable.
Si decidimos debatirla siempre podemos volver a esta entrada.
ResponderEliminarDios santo de mi vida, se me hace tan insoportable y tediosa que a mitad de la peli vengo a ver que habéis dicho por aquí de ella. Solo se ha atrevido Alf con ella. Bueno y Carlos le ha plantado un 6.
ResponderEliminarNo sé si podré acabarla, ya os lo digo, o moriré en el intento.
jajajaja madre míaaa una tarde de éstas me hago una dream sesion: "Paris Texas" y "Lincoln" seguidas!!
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