¡Pero Cuanto daño hizo Anne Rice...!
Hasta que llegó Anne Rice, el mito vampírico habría sido tratado en el cine, la literatura, los comics, etc casi exclusivamente desde el género de Terror. El vampiro era siempre el malo, el monstruo. Como todos los malos de ficción tenía su encanto, sus motivaciones, sus debilidades y muchas veces era un personaje más carismático e interesante que el héroe, que los buenos, pero una cosa quedaba clara: Drácula y todos los demás discípulos, seguidores o imitadores suyos eran malignos y malvados, en el sentido clásico.
Pero llegó esta buena mujer con su Lestat y compañía, allá por finales de los 70 y sobre todo en los 80 y la cosa cambió. Ahora los vampiros también podían ser seres glamurosos, atractivos, encantadores,... incluso sensuales.
Y no es que lo que ella hizo estuviera del todo mal, por lo menos en sus inicios. El problema es la ola de imitadores (o más imitadoras) que le siguió. Y esta precisamente es una de ellas.
Crónicas Vampíricas es una serie para adolescentes. Más bien para chicas adolescentes. Tiene esa ñoñez y ese romanticismo para jovencitas, para quinceañeras púberes y virginales que están dejando de jugar con barbies y empiezan a interesarse por otras cositas... o para algunas ya no tan jovencitas ni virginales, pero que se ve que les sigue molando ese rollito. Por supuesto, estoy seguro que la serie también tiene entre su público a representantes del género masculino, y a gente de mayor edad, de todo hay en el mundo, pero su "target" es el que dicho antes.
¿De que va esta cosa? Bueno, vamos a resumir la trama y seguro que os suena de algo:
Elena es una virginal jovencita de 17 (en sus últimos años instituto) en una pequeña población sureña llamada Mystic Falls, con sus clases, su equipo de animadoras, su amigas (entre ellas la chica negra: Bonnie) y demás. A la ciudad, y al instituto llega un nuevo pipiolo, así con aire misterioso y de criatura atormentada interiormente, llamado Stefan Salvatore. Y claro se hacen tilín mutuamente.
Stefan, el chico bueno, misterioso y atormentado (se pasa la mitad de la serie poniendo esas miradas profundas y trascendentales con el ceño fruncidito) se ha instalado en la ciudad junto con su hermano Damon, algo mayor que él. Y este es todo lo contrario que él, salvo que ambos están buenorros y macizos: éste es el chico malo, pícaro, gamberrete, atrevido, al que no le importa demasiado lo que los demás piensen o hablen de él. O mejor dicho, que prefiere que hablen de él, aunque sea mal.
Desde el principio se ve que los dos hermanitos tienen sus enfrentamientos y diferencias, desde el principio se ve que al chico malo de Damon no le va a importar demasiado que su hermano esté interesado por la virginal Elena, desde el principio se ve que a la virginal Elena le cae antipático el hermano de su novio,... pero también desde el principio se ve venir que los amores más queridos son los más sentidos, que entre el odio y el amor hay una línea muy fina, y que en definitiva, aunque tarde una o varias temporadas, el triángulo va a estar servido.
Hasta aquí todo normal, una serie de adolescentes más o menos típicas. Muchas fiestas juveniles y bailes (cada dos o tres episodio hay alguna), muchas conversaciones de instituto, su equipo de animadoras con sus entrenamientos, su equipo de fútbol americano, y demás.
Pero resulta que los hermanos Salvatore son vampiros que se ocultan dentro de la vida social normal de la pequeña localidad. Stefan, el bueno, siguiendo una "dieta de desintoxicación" a base sangre de animales, y Damon, el malo, todavía "enganchado a la sangre humana" que sigue cazando de vez en cuando algún adolescente de los alrededores.
Pero resulta que los hermanos Salvatore son vampiros que se ocultan dentro de la vida social normal de la pequeña localidad. Stefan, el bueno, siguiendo una "dieta de desintoxicación" a base sangre de animales, y Damon, el malo, todavía "enganchado a la sangre humana" que sigue cazando de vez en cuando algún adolescente de los alrededores.
¿A que os recuerda esto? Pues sí, lo habéis acertado: a la Saga Crepúsculo y a la serie True Blood. Y si además os digo que la amiguita negra de la protagonista tiene poderes como los de una brujita, o que más adelante en la serie aparecerán hombres lobos también.... Originalidad al poder.
Crónicas Vampíricas (muy mal traducido el título, pues el orginal sería Diarios de Vampiros, ya que tanto Elena como Stefan llevan un diario y sobre todo los primeros episodios suele acabar con ellos escribiendo sus cuitas y pensamientos más profundos) no es tan descarada, violenta, ni sexual como True Blood (Sangre Fresca): no, esta no es para es para un público adulto, y tiene que ser tolerada para menores. Lo cual le quita casi toda la gracia que tiene True Blood, la verdad...
Pero tampoco es tan nauseabundamente ñoña ni pavisosa como Crepúsculo (siempre hablo de adaptaciones a cine y TV, de los originales literarios de las tres sagas no digo nada porque no conozco ninguno de ellos). Digamos que está en un término medio, quizás más cerca de Crepúsculo que de True Blood.
Pero tampoco es tan nauseabundamente ñoña ni pavisosa como Crepúsculo (siempre hablo de adaptaciones a cine y TV, de los originales literarios de las tres sagas no digo nada porque no conozco ninguno de ellos). Digamos que está en un término medio, quizás más cerca de Crepúsculo que de True Blood.
Dicho esto, la verdad es que resulta un poco injusto comprar Crónicas Vampíricas con Crepúsculo, y tildara de semiplagio o de imitación, porque aunque al primera temporada de la serie (emitida en 2009) es un año posterior a la primera película de Crepúsculo y seguramente se hizo para aprovechar el rebufo de su éxito, lo cierto es que las novelas originales en las que se basa (de una tal Lisa Jane Smith) son muy anteriores (la primera data de 1991, mientras que la primera novela de Stephanie Meyer, la autora de Crepúsculo, es de 2005). Así que en todo caso sería al contrario Crepúsculo sería la imitación de esto: otro mérito más que añadirle, por si no tenía bastantes.
La serie está llena de musica pop alternativa, con canciones que suenan vengan a cuento o no en cada capítulo, con fiestuquis juveniles, llenas de tías buenas y maromos macizorros (aquí no aparecen los frikies del instituto, ni los gorditos, ni los que tiene la cara llena de granos, aquí son todos ideales de la muerte), y ahora que lo pienso tiene una ambientación y un estilillo parecidos a Dawson Crece. Y la verdad es que viendo quien es el creador, no me extraña: ambas son idea del mismo tipo Kevin Williamson, que en medio se dedicó a escribir cosas como los guiones de la saga de Scream.
Hasta ahora goza de buena salud en lo que a público se refiere: va ya por su cuarta temporada y al parecer, si nadie lo impide, tiene pinta de que habrá una quinta temporada el año que viene. Y eso que las temporadas son largas: de 24 episodios cada una. Y mira que hay poco que contar... ¡Vale! al principio está la cosa de que Elena la protagonista no conoce el oscuro secretillo de su novio y del hermano de este, luego se van sacando de la manga otras tramas como que Elena es físicamente idéntica a Katherine, la mujer que siglo y medio atrás convirtió en vampiros a los dos hermanos Salvatore y por la que ambos estaban colados, esto va preparando el terreno para introducir el tema del triángulo amoroso,...
Pero es que para rellenar 24 capítulos de 42 minutos cada año hacen falta más cosas que los líos amorosos de entre los compañeros de instituto de Elena, así que se lo intentan, y se van sacando otras tramas de la manga, aunque para mi gusto acaban desbarrando un poco.
De hecho llegó un punto en que lo único interesante de serie para mi gusto era el personaje de Damon, y sus réplicas: arrogantes, atrevidas, mordaces. Y al final ni siquiera eso, pues hasta a este personaje también me lo acaban "acaramelando".
Suelo ser paciente con las series, y no las abandono a las primeras de cambio: si he elegido una para verla (cosa que no ocurre con todas) le doy una oportunidad, y suelo aguantarla una temporada completa, para que le de tiempo a mostrar todas sus cartas, o a despegar si es una serie lente. Y con esta hice lo más. Más incluso, pues la abandoné casi a la mitad de la segunda temporada... No pude con ella.
Como yo ni soy mujer, ni viriginal adolescente, ni me mola especialmente el tema vampírico, y puestos a ver tías buenas de veintipocos interpretando a estudiantes de intituto de 17 años se me ocurren otros sitios donde buscar..., pues se ve que no está hecha para mí: prefiero True Blood, es mucho más gamberra y atrevida. Pero tiene su público, no lo dudéis: basta con mirar sus notas y sus críticas
Como yo ni soy mujer, ni viriginal adolescente, ni me mola especialmente el tema vampírico, y puestos a ver tías buenas de veintipocos interpretando a estudiantes de intituto de 17 años se me ocurren otros sitios donde buscar..., pues se ve que no está hecha para mí: prefiero True Blood, es mucho más gamberra y atrevida. Pero tiene su público, no lo dudéis: basta con mirar sus notas y sus críticas
Seldon
(originalmente publicado en El Pobre(cito) Hablador)
Sólo pudimos ver en casa los dos primeros capis creo recordar. Tampoco somo virginales adolescentes, jejej, aunque nos gustan a rabiar los vampiros. Pero esto era demasiado pastel para atraernos.
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